Debajo del aspecto inocente, deliberadamente infantiloide de Moquito y sus chistes, autocalificados de babosos, se esconde el ingenio mordaz y afilado de un hombre de refinada malicia. Moquito, a diferencia de otros niños de los cómics como Mafalda o Charlie Brown, no es un adulto en un cuerpo infantil, no emite sentencias profundas, no es un filósofo existencialista como los personajes de Peanuts.Más cercano a Calvin, el de Hobbes, a Moquito le gusta el desmadre, el relajo, el vacilón. * Autor(es): Juan Manuel Ramirez, Editorial: